Mi ciudad es chinampa de un lago escondido.
Somos profundamente conscientes de cómo la historia da forma a una experiencia. Nuestra historia es la historia de México. Cuenca habla de la maravilla geográfica que es la Ciudad de México. Un territorio en forma de cuenca rodeado de montañas con antiguos humedales y canales hoy escondidos debajo de los pies de la ciudad y que convergieron para formar la capital de una de las mayores civilizaciones de todos los tiempos, el Imperio Azteca. Entonces y ahora, esta cuenca—este crisol de culturas—reúne a personas, ideas y movimientos de todos los ámbitos de la vida. Estamos entrelazando y convergiendo ideas e influencias que conectan el pasado con el presente. Casa Cuenca busca compartir esta experiencia contigo. Un hotel que habita las texturas de México.
Raíces indígenas
La Ciudad de México es en realidad un jardín flotante sobre un lago escondido. Antigua capital del imperio azteca, que se estableció encima del Lago Texcoco tras ver a un águila agarrar a una serpiente en lo alto de un nopal en el año 1325 d.C. El valle de gran altitud se convirtió en la próspera ciudad de Tenochtitlán, que significa «lugar del nopal» en la lengua indígena náhuatl, lengua que es preservada y aún hablada hoy en día. Este valle de concreto que atraviesas hoy estaba cubierto de jardines flotantes, elaborados sistemas de canales que convergen en puntos sagrados y urbanos como las tierras de cultivo de Xochimilco o las pirámides del Templo Mayor, que ahora se encuentran excavadas en el Centro Histórico.
Periodo Colonial
En el siglo XVII, tras la sangrienta conquista española, la potencia colonial ordenó drenar el lago para mitigar las inundaciones, sentando las bases para construir su vasto imperio encima de los rastros del imperio azteca. La cultura española se apoderó de todo, impuso una nueva lengua, explotaron los recursos y crearon una sistema de clases. La cosmovisión indígena prácticamente desapareció. Durante tres siglos, los españoles gobernaron y construyeron palacios, iglesias y haciendas residenciales a su estilo, creando un centro cosmopolita para Europa en América. Más adelante, el levantamiento del cura católico Hidalgo, que lideraba a los trabajadores explotados y a una clase de criollos y mestizos nacidos en México, clamó “El Grito”, un grito de libertad en contra del dominio español que condujo a la Independencia de México en 1821. En 1910 sucede la Revolución Mexicana que daría comienzo al México contemporáneo que conocemos hoy.
Auge postrevolucionario
La Condesa es un eco de la época colonial en cuanto a su territorio y arquitectura fundacional. ‘La Condesa’ recibe su nombre por la condesa de Miravalle, descendiente de antiguos terratenientes de la época colonial, cuya hacienda privada abarcaba lo que hoy se conoce como Roma, Condesa, Hipódromo y parte de Tacubaya. Tras el fin de la revolución en 1910, Ciudad de México experimentó un periodo de desarrollo económico próspero. La Condesa se forma en los años 1930 donde el ámbito creativo de México se inspira en las vanguardias de Europa, invitando a la estética art déco que se ve hoy en día en muchas edificaciones en la colonia. La expansión innovadora incluyó la idea de un permiso de “uso mixto”, que permitía la coexistencia de negocios, viviendas y comercios en barrios más pequeños. Este estilo de desarrollo urbano invitó a una mezcla de gente creativa al barrio a lo largo de las décadas, incluyendo extranjeros, artistas y empresarios. Sin duda, un elemento fundamental de lo que hace a la Condesa especial es que es una zona de la Ciudad en donde uno puede apreciar un abundante abanico de propuestas de diseño y arquitectura que se sucedieron desde inicios de los años 30s. Hoy, un barrio transitable donde la gente vive, come, compra y juega.
En Casa Cuenca, estamos fascinados y conmovidos por esta historia, por nuestras raíces.